Vivimos días que compiten en sus niveles de desafío. Pareciera que la hostilidad se encuentra en una larga estación. El ambiente que nos rodea a diario está lleno de contienda, materialismo, superficialidad; con tanto pragmatismo y tecnología que nos ha alejado de lo que verdaderamente nutre el espíritu y nos hace seres menos vulnerables.
Una realidad que insiste en convertirnos en personas que realmente no somos. Y esto, ¿por qué ocurre? Seguramente el miedo y la hostilidad se hacen cada vez más presentes.
En esta oportunidad, deseo compartirte desde mi corazón y, sobre todo, quiero hablarle a tu verdadera naturaleza.
Somos seres con esencia. Con cualidades, habilidades y destrezas propias. Distintos los unos a los otros, por lo que no existe razón alguna para permitir ser condicionados por un mismo patrón y por el entorno. Creo en un Dios que no pudo haber creado una tierra tan maravillosa sin pactar con un hombre que hizo, a su imagen y semejanza, para cuidarla.
Hoy, más que nunca, estamos llamados a no tener miedo de mostrar que somos diferentes, que no nos interesa adoptar patrones que distorsionan nuestra esencia. No tengas temor de mostrarte como un ser humano real, con virtudes y defectos pero que, sobre todo, mantiene el compromiso consigo mismo de ser quien verdaderamente es, en todo momento y en cualquier lugar. Y que está seguro de su propósito en la vida.
El ambiente que nos rodea nos empuja a la contrariedad, a claudicar, pero la dignidad es una cualidad propia del ser humano. Viene por el valor que le das a cada cosa. Estamos viviendo tan mecánicamente, tan absortos en la complacencia a un sistema que liquida la naturaleza del ser humano, que nos hace confundir el valor de algo material con el que corresponde a lo moral o espiritual. Y si algo material tiene más valor que lo espiritual, entonces se está perdiendo la dignidad humana.
Respeto el esfuerzo, la procura en la búsqueda de una prosperidad material, pero tengo que estar claro que ser rico no tiene nada que ver con tener mucho dinero, si no que mi ser interior valga más que mis finanzas. De allí la importancia que debe tener el orden de prioridades que rigen mi vida.
Buscamos respuestas en lugares equivocados. Mientras más conozcas de ti, mientras más fuerte sea el compromiso y el respeto hacia ti mismo, hacia lo que te conforma, las respuestas comenzarán a llegar.
Cuando nacimos, no se nos entregó un manual para saber enfrentar los fuertes vientos de la vida. Y están allí, golpeando con fuerza, sin cesar, sin dar tregua. Pero, forjando la perseverancia.
Ahora, un nombre sí se nos otorgó, para distinguirnos de otros y crearnos una identidad, así como la libertad para construirnos a nosotros mismos y saber verdaderamente quiénes somos. No importa qué duros sean los golpes o las caídas, lo importante es que sepas quién eres tú y que te mantengas de pie.
Si caes, levántate, con la certeza de que hay un destino para ti que debes alcanzar.
Francisco Flores S.
Presidente FVN-EGLR.
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