Haciendo uso del argot en las actuales comunicaciones, es inevitable ver como se ha viralizado un sistema de pensamiento, lenguaje y acciones que ha liberado lo más oscuro del comportamiento humano.
Dar respuesta a las innumerables interrogantes que abruman a nuestra sociedad actual se ha convertido en un arte para los eruditos en materia económica, política y social. ¿Realmente podremos trazar un norte en este contexto que pareciera que desdibuja es más caos?
En la entrega anterior les hablaba de la importancia de un sentido de gallardía y la certeza de que el sueño de una sociedad de oportunidades no era solo tuyo, que no estabas solo, que según la narrativa anterior hay unos 7.000 mil hombres que nos acompañarán en este arduo pero gratificante camino.
Hoy, quisiera traer un poco de luz conforme a lo que visualizo, deseo que estas líneas te permitan descubrir una herramienta para dibujar un panorama distinto que solo tú serás el responsable de crear y sostener.
Si existe una tarea difícil para el ser humano es la deconstrucción de lo construido. Es parte de nuestra naturaleza obviar la revisión de conceptos y paradigmas y resistirnos a los cambios, porque psicológicamente estamos estructurados en base a patrones y rutinas que generan un ritmo de vida que se opone, convenientemente, a cualquier tipo de alteración. Ahora bien, nuestra realidad actual más que implorar, exige cambios profundos que no sucumben a soluciones temporales, por el contrario, debe buscar hacerse de soluciones que trasciendan las líneas trazadas de la historia.
Hoy más que nunca, no puede esconderse el desgaste de los sistemas, lo caducados que están y peor aún, la lucha del hombre por defenderlos y mantenerlos ante una nueva civilización. Esto, ha sido lo más erróneo y lo que dispara nuestro decrecimiento como individuos y sociedad.
Estamos en un tiempo donde la alternativa que nos garantizará vencer es la transición. Sí, transicionar, cambiar, reformar. Desde lo individual a lo colectivo.
Un gran ejemplo de un hombre que visualizaba grandes transformaciones para su nación y que las mismas fueron logradas mediante profundas transiciones, es del líder Nelson Mandela, quien en su lucha contra la injusticia de las leyes fue prisionero por 27 años convirtiéndose en un símbolo de lucha contra la segregación racial, para luego de salir en libertad, y convertirse unos pocos años más adelante en el primer presidente negro de Sudáfrica. Mandela trajo consigo la reconciliación y unidad como única vía para reconstruir Sudáfrica. Reconstrucción que empezó en sí mismo cuando eligió el perdón por encima del odio como puente para la Sudáfrica que existía y la que él había soñado y luchado, pues lo nuevo, un nuevo sistema de vida no podía entrar sin dejar atrás el odio y las barreras humanas.
Los tiempos que transitamos demandan transformaciones. Mirar hacia nuestro interior y, redefinir lo que buscamos y queremos se convertirá en el primer paso para evidenciar que lo que hasta ahora te funcionaba, caducó.
No podemos pedir cambios cuando nuestro sistema de pensamiento no está dispuesto a negociar, a soltar, y a dejar ir aquello que no evidencia evolución y paz. No podemos avanzar cuando el peso de tu indecisión ciega tus sentidos y tu capacidad de percepción. ¿Qué hacer? Visualiza por encima de lo que esta inmediato delante de tus ojos, pregúntate si tus estructuras de vida actual te acercan a lo que quieres o por el contrario te hacen caminar en círculos produciendo en ti fatiga y desgaste. Erramos constantemente esperando cambios externos, cuando los cambios comenzarán a gestarse dentro de ti en el momento que tú decidas hacerlo. Por ello la importancia de que tu ego no cumpla el rol aniquilador de tus avances.
Albert Einstein dijo: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”
La voluntad es la aptitud, capacidad o propiedad del ser humano para decidir y ordenar la propia conducta. Hoy más que nunca, nuestros pueblos perecen por la falta de voluntad de pocos y muchos.
En medio de un sistema que se ha hecho insuficiente debemos dirigir nuestra sociedad a un lugar espacioso para lo que se torna imperioso redefinir nuestro sistema de vida y de creencias. A lo cual cabe preguntarse:
¿Qué tan dispuestos estamos a romper las barreras que nos impiden salir adelante? Y ¿En realidad estamos dispuestos a dejar atrás viejas costumbres y patrones de conducta para re-crearnos, reestructurarnos?
Tienes que movilizarte, no puedes permitirte en este tiempo ser la misma persona, tener la misma organización si no está siendo cónsona a las premisas de su misión, debes transicionar y ¡atreverte a hacer lo que nunca pensaste! Lo que ayer te llevó a un nivel más elevado en tu vida, hoy es insuficiente. Múdate, porque el mundo cambio.
Francisco Flores S.
Presidente FVN-EGLR.
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