Hemos venido compartiendo sobre un tema que es una inquietud ancestral de la humanidad: cómo avizorar el porvenir. Lo abordamos a partir de claras premisas que nos garanticen alcanzar aquello que visualicemos.
Hoy, más que nunca, estamos esperanzados en una restauración que como individuos y país necesitamos, rescatando la posibilidad de visualizar por encima de las circunstancias y con la certeza de no estar solos, ya que es una carrera de muchos. Afrontando con humildad una transición fundamental, una reforma importante, lejos de sistemas y modelos de liderazgo caducos, que actúan en detrimento del desarrollo y el crecimiento del individuo, pero dando espacio al saber y la experiencia de una mentoría que nos impulse al reencuentro de nuestros valores, a una revisión de nuestra estructura interna y al sentido de responsabilidad con nosotros mismos y con nuestro entorno.
Visualizarnos hacia un lugar espacioso, donde no hay estrechez, restricciones ni limitaciones, donde solo se puede ver crecimiento, fuerza, evolución, plenitud y una herencia valiosa para tus hijos. Significa que requerimos: creatividad, madurez y mucha responsabilidad personal. Son cosas que debemos injertarnos dentro. Porque este lugar no es entregado a niños sino a gente madura, creativa y responsable.
Al hablar de lugar espacioso, me refiero a un nivel de vida que se puede alcanzar. Para lograrlo debo soñarlo, visualizarlo, diseñarlo y construirlo. Por tanto, debo llevar mi matrimonio, mis hijos, mis finanzas, mi salud y hasta mi forma de relacionarme con Dios a ese lugar espacioso.
En el respeto que cada religión o creencia merece, creo que hasta nuestra plática con Dios debe ser diferente, porque en ese lugar espacioso ya no buscamos sus manos, buscaremos su rostro. En ese lugar se acabó el: “…Dame Dios, … dame, dame…”,porque debemos entender que el propósito es buscarlo como Padre, por lo que Él es y no por lo que tiene. Entonces, empezaremos una nueva relación, una relación más espaciosa, una relación de mayor consciencia.
Hay gente que no ha podido escuchar o ver a Dios en otro nivel porque su mente no está en otro nivel. El problema es que pensamos que Dios solo habla en el templo o en una plaza donde hay una cruz y luego de persignarnos es cuando Dios nos hablará. Hay que entender que aun cuando nos encontremos en un baño, en el carro, en el trabajo, también allí podemos accesar a la voz de Dios. Lo que sugiero es que veamos a Dios en otro nivel. Que podamos verlo y escucharlo donde antes no lo habíamos sintonizado. Para esto, debemos romper con muchos paradigmas.
En medio de las dificultades, los problemas personales, familiares, económicos, la crisis del país, pedimos a Dios que cambie lo que ocurre. Pero es que Dios no tiene que cambiar la circunstancia, Dios tiene que cambiar nuestro nivel de visión. Quiere decir que los problemas no van a desaparecer, van a estar ahí, pero nuestra visión será diferente. Esto, traerá a ti una nueva perspectiva y estrategia para abordar el problema y lograr una solución.
Generalmente, ante un problema es más el tiempo dedicado al ¿por qué ocurrió?, que al ¿para qué? de la circunstancia. Aprender a ver la oportunidad de la circunstancia, la enseñanza y formación que dejará, es adentrarnos a otro nivel.
Tu realidad está determinada por tu visión, no por tu circunstancia.
Lejos de caer en postulados religiosos, te comparto desde mi experiencia, mi relación con Dios y en la procura de ser un hombre de principios, respetuoso de los valores inculcados y entendido en la importancia de ser sujetos activos en la construcción de escenarios de crecimiento que agreguen valor a mi vida y a mi entorno.
Pienso que, en la creencia de una realidad espiritual que gobierna la natural, seremos individuos y sociedades plenas en el momento que tomemos la elección de serlo. No podemos olvidar que somos seres humanos regidos por un alma, por el espíritu, y nuestras acciones siempre revelarán lo que mayormente cultivemos. Un lugar espacioso es para ti y para mí. Es para los tuyos y, definitivamente, para nuestro país. Pero debemos hacer una elección consciente de compromiso con nosotros mismos, porque llevar a otro nivel nuestra vida, implica desafiar nuestros sentidos, para honrar la verdadera naturaleza que, desde adentro, nos grita, ¡Es tiempo!
Francisco Flores S.
Presidente FVN-EGLR.
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